El dióxido de carbono (CO₂) es un gas de efecto invernadero natural presente en la atmósfera. Sin embargo, las actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles y la deforestación, han aumentado las concentraciones de CO₂, contribuyendo al calentamiento global y al cambio climático. Naturalmente, el océano ayuda a controlar el dióxido de carbono atmosférico y almacenar el CO₂ antropogénico, absorbiendo aproximadamente el 23% de las emisiones anuales de carbono antropogénico. Esta acción reduce el aumento de CO₂ atmosférico y, por ende, el calentamiento global, ya que está relacionado con la reacción del dióxido de carbono disuelto con el agua para formar ácido carbónico.
México cuenta con una Zona Económica Exclusiva de más de tres millones de km², que anteriormente sepultaba 3.95 Mt/año de CO₂. Sin embargo, esta tasa se ha reducido a la mitad en los últimos años, provocando la desaparición repentina de más de la mitad de los arrecifes y más del 50% del fitoplancton oceánico, especialmente en el Pacífico mexicano (2,320,380 km²), donde se registra un déficit oceánico de sedimentación de 255,241.00 toneladas/anuales de CO₂, lo que da un déficit anual de 0.11 toneladas de CO₂ por km² (Carbono blanco et al.,2013).
Hoy en día, se denomina Remoción de Dióxido de carbono (carbon dioxide removal CDR) al proceso que elimina CO₂ de la atmósfera. Existen alternativas naturales de secuestro de carbono oceánico con macroalgas y manglares (Oschlies A. et al., 2023); sin embargo, estas no conducen a una eliminación de CO₂ oceánico como la sedimentación Biogénica Carbonatada. Este proceso se refiere a la cantidad de CO₂ que se sepulta mediante la biomineralización de organismos calcáreos, cuyas conchas están compuestas principalmente de carbonato de calcio (CaCO₃), siendo aproximadamente el 44% de la concha constituido por CO₂ (Pérez et al., 2005; Roger Mauvois, 2013). Esta estrategia conceptual se convierte en una oportunidad importante para contrarrestar el déficit que tienen los océanos para la captura de CO₂ de manera permanente mediante un método biológico medible, verificable y con capacidad de seguimiento.
El IMIPAS ha estado incentivando el potencial ostrícola de México desde 2019, desarrollando la transferencia de cultivo de moluscos bivalvos en los estados de Baja California, Baja California Sur, Sonora, Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Colima, Tamaulipas, Veracruz y Tabasco con especies como el Crassostrea gigas, C. corteziensis, Panopea globosa, P. generosa, Saccostrea palmula y Atrina maura. Durante estos proyectos, diferentes productores pesqueros y acuícolas han participado en la transferencia tecnológica a nivel nacional de la ostricultura, además de la colecta y engorda de semilla a una escala experimental en las diferentes condiciones oceanográficas del territorio costero. La maricultura regenerativa es una metodología que busca restaurar y mejorar los ecosistemas marinos. A diferencia de la maricultura convencional, que a menudo tiene un impacto negativo en el medio ambiente, la maricultura regenerativa se centra en fomentar la salud del ecosistema marino y en revertir los daños causados por la actividad humana. Algunos de los principios clave de la maricultura regenerativa incluyen la restauración del hábitat, la reducción de impactos negativos, el fomento de la biodiversidad y la captura de carbono. En resumen, la maricultura regenerativa es una forma más sostenible y consciente de cultivar y criar organismos marinos, con el objetivo de preservar y mejorar nuestros océanos y su biodiversidad, además de contar con la participación de poblaciones vulnerables al cambio climático, donde pescadores y acuicultores de las zonas costeras se beneficiarán directamente a través de la transferencia tecnológica, producción de proteína, generación de alternativas económicas y mitigación del cambio climático. El presente estudio determinó la capacidad de captura de CO₂ oceánico de moluscos calcáreos cultivados en México como mitigación del déficit oceánico mediante la Sedimentación Biogénica Carbonatada.