El cultivo de macroalgas en Perú data de la década del 90 en la que IMARPE y FONDEPES inician algunas experiencias de cultivo con Gracilariopsis lemaneiformis, mientras que, a inicios del 2000, la empresa privada y algunas universidades realizan experiencias de cultivo con Chondracanthus chamissoi. En los últimos 10 años, la extracción de macroalgas en Perú se ha incrementado, partiendo de 4,368 t en 2010 y alcanzando las 50,826 t en 2022, por lo que el cultivo de macroalgas sería la solución ante la disminución de praderas naturales de las especies de importancia comercial. Desde el 2018, la Universidad Cientifica del Sur en colaboración con empresas privadas y comunidades algueras artesanales viene desarrollando el cultivo en de Gracilariopsis lemaneiformis, Chondracanthus chamissoi y Mazzaella canaliculata. Nuestras investigaciones abarcan la producción de plántulas vía esporas y por propagación vegetativa
La producción de plántulas vía esporas se realiza mayormente en C. chamissoi y M. canaliculata, para las cuales son necesarios individuos en la fase cistocárpica o de la fase tetraspórica. Las frondas reproductivas son lavadas con agua de mar filtrada y autoclavada para remover impurezas y epibiontes para luego ser sometidas a estrés por desecación y colocadas bajo sombra por tiempos entre 6 a 12 horas. Posteriormente, se rehidratan las frondas en placas Petri con agua de mar filtrada a 0.45 µm con adición del medio Provasoli a razón de 20 mL/L para propiciar la liberación de esporas durante otras 6 a 12 horas. Luego, al observar la presencia de esporas, la solución es vertida sobre sustratos (cuerdas) a fin de propiciar el asentamiento y germinación de nuevos individuos hasta que se vuelvan plántulas de 3-4 mm. Finalmente, las plántulas sobre los sustratos son colocadas en sistemas de cultivo en mar donde se obtienen una biomasa resultante promedio de 980 gr.m-1. Por otro lado, la producción por propagación vegetativa se efectúa utilizando frondas vegetativas (sin estructuras reproductivas aparentes) de C. chamissoi y G. lemaneiformis. Las algas son lavadas con agua de mar filtrada a 50 µm para retirar organismos asociados y epibiontes, para luego ser fragmentadas en trozos de 10-15 cm aprox. Estos fragmentos se colocan en líneas de rafia (polipropileno) para ser trenzadas mediante la técnica del encordado, formando así las unidades de cultivo o “reinales” que se anexan a una cuerda de mayor grosor junto con un fondeo y una boya para su siembra. Estas siembras en el mar se realizan en dos sistemas de cultivo, uno en líneas de cultivo suspendido y otro en semifondo en sistemas que le hemos denominado “arboles”, obteniéndose producciones de 1.2 kg al cabo de 3 meses de haber sido sembrados a partir de inóculos de 40 g. Entre las perspectivas de desarrollo previstas para la producción de macroalgas en Perú, se tiene considerado evaluar cómo podrían afectar los cultivos intensivos de macroalgas rojas en el estado de los ecosistemas en los cuales se desarrolla esta actividad acuícola, la aplicación de técnicas de cultivo existentes en especies de interés comercial y cuya base biológica aún no se ha detallado o que no tengan antecedentes de cultivo en el país y la aplicación de estas algas para generar productos con valor agregado.