El aumento de la resistencia a antibióticos y los residuos en la cadena final han generado objeciones al uso y obligado a la búsqueda de alternativas a los mismos. Los productos vegetales hoy conocidos como Fitogénicos, es una alternativa válida que viene aumentando las opciones de uso para la seguridad alimentaria. Estos productos derivados de las plantas medicinales pueden actuar como antibacteriales, aumentar la respuesta inmunitaria y generar mejor rendimiento zootécnico derivado de un blindaje sanitario, disminuyendo los riesgos de contaminación en el producto final.
La investigación en la extracción de los principios activos de las plantas medicinales ha crecido en los últimos años como una herramienta en investigación y desarrollo para la industria acuícola, donde tienen cabido no solo los extractos de aceites esenciales de plantas sino también ácidos orgánicos, que haciendo una correcta combinación es una alternativa muy exitosa en la sanidad animal.
Se les conoce efectos: antioxidantes, antimicrobianos, antiparasitarios, promotores de crecimiento, estimulantes de las secreciones digestivas, y muchos más mecanismos de acción que aún se desconocen.
Los efectos sinérgicos de estos compuestos mejoran las funciones del organismo animal con respuestas en la mejora del apetito, conversión alimenticia, estimulación de las enzimas digestivas y la digestión lipídica. La gran mayoría aumentan la actividad enzimática y la disminución de radicales libres en el organismo.
La fácil utilización de estos productos está generando verdaderos cambios en el manejo sanitario de las explotaciones acuícolas para verdaderamente encontrar la manera de prevenir la enfermedad sin necesidad de llegar al uso indiscriminado del antibiótico.
Las sustancias activas de estos compuestos pueden encontrarse en todas las partes de las plantas o en una localización específica de la misma, con los métodos modernos de extracción, se pueden lograr diferentes grados de concentración del principio activo, así como la identificación de una planta o especie indicada. Las plantas producen principios activos para protegerse de agentes nocivos externos como predadores, o ciertos microorganismos nocivos que pueden concentrarse en las hojas, semillas, tallos, flor, corteza. También la zona donde se encuentre la especie abre un camino infinito de investigación en fitogenia donde ejemplos de plantas amazónicas o de zonas boscosas aún no se han investigado y están generando toda clase de posibilidades de usos antibacterianos de tipo limpio. Ejemplos de plantas como el caso de el Orégano (Origanum vulgare) tienen principios activos primarios y secundarios, caso carvacrol y timol donde el primero es el primario y principal, pero combinados actúan en sinergismo efectivo. El mecanismo de acción antibacteriana se debe a su acción sobre la composición de la pared celular bacteriana, desnaturalizando y destruyendo las proteínas de la misma. Se ha demostrado que alteran la permeabilidad de las membranas citoplásmicas a los iones de hidrógeno y potasio.