El pez basa (Pangasius hypophthalmus) es un pez originario del sureste asiático; se produce principalmente en Vietnam y en 2016 se exportó a 138 países. México es el tercer importador mundial (6% del mercado mundial), solo después de China y Estados Unidos de América, consumiendo más de 120 mil toneladas anuales de filetes, sin embargo, en México no se produce. El Pangasius se puede producir a bajo costo porque crece rápidamente, se adapta a altas densidades de cultivo sin oxigenación y bajas calidades de agua. Su alimentación no requiere alto contenido de proteína animal y parcialmente se pueden usar subproductos agrícolas. El Pangasius representa una alternativa acuícola de alto potencial para las zonas tropicales de México y Latinoamérica, principalmente donde no existe energía eléctrica.
El cultivo del pangasius se ha desarrollado en 10 provincias vietnamitas en delta del rio Mekong, en un total de 5,547 hectáreas en 2016 y se espera aumentar a 7,600-7,800 hectáreas para el 2020. Con una producción estimada en 2016 de 1.198 millones de toneladas métricas, un incremento de 3.3% comparado con el 2015. De acuerdo con las estadísticas de la asociación de Exportadores y Productores de productos del Mar de Vietnam (VASEP por sus siglas en inglés) las exportaciones de pangasius en sus diferentes presentaciones en 2016 alcanzaron los US$1,710 millones de dólares, aumentando en un 9.6% respecto a 2015.
En los dos primeros meses de 2017, las exportaciones de pangasius de Vietnam a México alcanzaron los US$15.5 millones de dólares, un incremento del 38% respecto al mismo periodo del año anterior. Para comparar el volumen de producción de pangasius en Vietnam basta decir que en México, el total de las capturas y la producción acuícola juntas alcanzaron los 1.7 millones de toneladas en 2016. Lo que pone al descubierto que en solo 5,547 hectáreas Vietnam produce el 70% de todo lo que se produce y se captura en todo el territorio nacional en México.
El gran existo del consumo de basa en México y Latinoamérica se debe a que es un pez que no sabe a pescado y no huele a pescado además está en la presentación de filete adecuada a los consumidores jóvenes urbanos que no saben consumir pescados con espinas, se encuentra en el mercado de autoservicio a un precio bajo accesible a la clase media y grupos de bajos ingresos.
En Latinoamérica es el mismo caso de aumento del consumo interno de filete de basa como es el caso de Brasil y Colombia igual que varios países de Centro América.
La región siendo tropical y estar a la misma latitud que Vietnam tiene mucho potencial para la producción de basa, solo falta la aprobación legal y el avance tecnológico en la reproducción.
Por consiguiente se vislumbra un enorme potencial para el cultivo de esta especie acuícola, que ha conquistado los mercados internacionales en poco más de una década, en Latinoamérica.